Los dioses estan locos
Casi silencio
Ayer fui a visitar a una amiga internada a la que le diagnostican esquizofrenia. Las miradas furtivas y dispersas que acechan ese lugar me oprimen sobremanera. Más aún porque sé que lo que yo siento no es ni la mínima expresión de lo que significa estar aprisionado por un mundo hostil en la trinchera del frágil y resbaladizo ego.
Recuerdo que usualmente para toda ocasión tengo un consejo, una complicidad o cuando menos una idea de dónde es arriba y abajo. En ese punto del borde entre sanidad y locura, donde pulsando entre ambas cada una parece más indeseable que la otra, mientras en el transcurso la mente adquiere la consistencia de la comida inapetecida pero necesaria, se observa desnuda la fragilidad del velo entre realidad y fantasía.
A través del espejo, a ambos sentidos. El ayer parece un sueño, más aún más cuando se lo pasa uno dormido. Ese velo se corre y asegura en los parientes que aun viendo a su ser querido, temen que alguna sombra vagabunda lo haya eclipsado sólo temporalmente. Tolerancia, condescendencia escanciada con dolor. Algunos los entierran, tanto más, en la vida de las paredes beige y las pastillas multicolores.
-Abrázame- me dice ella. No hay nada que decir.
El roce del viento hace su día, y disfrutamos el abrazo cual si de dos niños nos tratáramos.
Y gozo, por un instante, del placer de no ser ni mío.
++posted by David Temper
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6:58 p.m.
1 Comments:
íjole! sin nada qué decir, sólo que pronto tu amiga se sienta mejor.
By Negra, at 5/10/05 22:10