Los dioses estan locos
La basura de un hombre es el tesoro de otro
Lamento informar que la pachita, regalo de un amigo de toda la vida, famosa por ser compañera de aventuras e indiscutible fuente de ahorro en los antros, se ha perdido.
Se quedó en el carro de un amigo que no pistea nada, y pasando desapercibida fue tirada a la basura. Si hubiera ido con cualquier otra persona asidua al alcohol, de menos me quedaria el consuelo de que, aun estando lejos de mí, la pachita seguiría sirviendo a su función de ambientar las noches, embotar conciencias y de paso simbolizando cínicamente todo un estilo de vida.
Pero luego pienso: todo sucede por algo.
En efecto. Esa pachita, en la basura, de seguro será encontrada por un pepenador, que muy posiblemente será alcohólico. El brillo acerado al sol marcará sus retinas, pero más aún iluminará su día con alegría.
No más botella envuelta en papel. No más panal que sabe a plástico. Ahora la pachita será su amiga y cómplice: su tesoro secreto que se le marcará en la actitud ("Tengo algo que ya quisieran!...").
Y así, con orgullo, poco a poco acortará sus días. Arrullado por el canto avaro de la posesión, cual sirena pérfida, cuyo contenido plácidamente lo llevará a la sutil extinción de sus diligencias.
++posted by David Temper
-
6:37 p.m.
0 Comments: